Noviembre 19 de 2008 08:11 AM. Noticias
La detención de Cristina Isabel Guzmán Martínez
Soy Isabel Martínez Navarrete, madre de Cristina Isabel Guzmán Martínez, estudiante de Cine y Televisión de la Universidad Nacional, detenida el jueves de de noviembre, a las 10 de la mañana, al salir de nuestro lugar de residencia, ubicado en el barrio Belén, localidad la Candelaria de Bogotá.
Quiero manifestar que Cristina no tiene vínculos con organización ilegal alguna, que en estos momentos solamente se dedica a estudiar y ver de su pequeña niña puesto que es madre cabeza de familia. Sin embargo, no me opongo a que la investiguen, lo que no puedo compartir desde ningún punto de vista, es la forma, los métodos y los medios que se están utilizando en forma ilegal para hacer seguimientos y detenciones arbitrarias como en el caso de Cristina.
Ya habíamos notado desde días anteriores algunos movimientos de carros particulares y un taxi, pero no le dimos la importancia suficiente como para denunciar, no teníamos plena seguridad de dichos seguimientos. El día miércoles 12 de noviembre, siendo las 6.45 am. aproximadamente, cuando Cristina salía de nuestro lugar de residencia observó una furgoneta parqueada en la calle 6 con carrera 2 A, frente a portón de acceso a la casa, observó que por una ventanilla lateral la estaban filmando, sacó su celular, me marcó y manifestó que la estaban filmando desde la furgoneta de placas BVA 399, que tenía una cabina color azul, luego me dice: me están siguiendo y así sucedió hasta el momento que abordó un colectivo para dirigirse a la Universidad, en donde se hizo la primer denuncia, luego concretamos una cita con un abogado para que el día jueves a las 10 de la mañana nos encontráramos para hacer la respectiva denuncia ante la Fiscalía, Procuraduría y otras instancias gubernamentales.
El jueves salíamos a las 10 a.m. precisamente para ir a poner en conocimiento de las autoridades las anomalías que estábamos detectando, la sorpresa la tenemos cuando al salir a la calle 6 con carrera 2 A, estaba un taxi estacionado con dos personas observándonos, continuamos nuestro recorrido, al abrir la reja para salir a la calle, las dos personas que se encontraban en el taxi se bajaron y nos cerraron el paso diciendo que venían a detener a mi hija.
La reacción mía fue terrible porque no era una patrulla oficial y eran dos personas (hombre y mujer) vestidos de civil, sin identificarse y sin orden de captura alguna, Cristina les dijo que ella se iría con ellos pero que le permitieran hacer una llamada. Mientras tanto yo tomé mi celular y le marqué a un concejal quien me contestó y le pedí ayuda porque eran dos personas de civil en un taxi de placas VHI 435, que no tenían orden de captura (en esos momentos me pasaban por la memoria los jóvenes desaparecidos de Soacha que aparecieron muertos en Ocaña y la desaparición y ejecución del dirigente sindical Guillermo Rivera, quien fuera detenido por la policía uniformada) y empecé a gritarles que yo no estaba de acuerdo con esa captura porque así se llevaron los jóvenes de Soacha que aparecieron torturados y muertos en Ocaña y que ellos harían lo mismo con mi hija, la mujer sacó una cédula militar y me dejó ver tenía nombre de Magda Jazmín Pérez Tunjuano.
Pero igualmente pensé que en este país cualquier persona puede adquirir un documento falso y seguí insistiendo a gritos y llamando a mis vecinos diciendo que eran civiles, que eso no era legal y que a Cristina la iban a desaparecer. Creo que esto fue lo que realmente la salvó, porque cuando ingresé a mi casa llamé a un funcionario de la Secretaría de movilidad de Distrito, le di el número de la placas del taxi y él me responde que ese carro no figuraba entre los taxis de Bogotá. Ahí si que me llené de terror de pensar que mi hija se la habían llevado finalmente y me dijeron que la fuera a preguntar a la Sijin del barrio Modelia. Solo logré tranquilizarme hasta cuando los abogados lograron ubicarla en ese mencionado lugar y se estableció que la mujer tiene el grado de Sargento y el acompañante es de apellido Jiménez.
Colombia es el único país de América Latina que no ha necesitado dictadura militar para poner en práctica diferentes métodos ilegales para detener, torturar, desaparecer o ejecutar a sus víctimas. Esta es la "democracia más sólida y antigua de latinoamérica" lamentablemente
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