Una finca en la vereda La Musanda sería el sitio donde enterraron a 25 personas -21 hombres, una mujer y 3 menores- asesinadas el 16 de mayo de 1998 por orden de un comandante borracho.
Mario Jaimes Mejía, alias 'El panadero' relató lo ocurrido ante un fiscal en Medellín.
La de Barrancabermeja fue la mayor masacre cometida en la última década y desató una cadena de crímenes selectivos que llenó de terror el puerto petrolero.
Según Mejía, alrededor de 50 'paras' a su mando hicieron un recorrido por barrios del nororiente de la ciudad sacando gente de un bazar que había en una cancha y de varios negocios. A siete los acribillaron allí mismo y 25 fueron llevados ante Guillermo Cristancho Acosta, alias ' Camilo Morantes', jefe 'para' del 'bloque Magdalena Medio'.
"...Varios de ellos fueron señalados por informantes de que no eran guerrilleros como se había dicho. Sin embargo, eso no importó...", relató Mejía ante un fiscal de Justicia y Paz, en Medellín.
Al parecer, bajo los efectos de los tragos, 'Morantes' mandó a asesinar a las personas. El encargo cayó en manos de alias 'William Tatareto'.
"...Y de unas los mató a todos", agregó 'El panadero', un ex guerrillero reclutado por 'paras' y hoy desmovilizado, que dijo desconocer quién era 'Tatareto', aunque sostuvo que fue asesinado 15 días después de la masacre.
Según él, unas tres víctimas fueron tiradas a una laguna de la zona.
Según anunció el desmovilizado, dos paramilitares del 'Bloque Central Bolívar' hoy detenidos darán en los próximos días las coordenadas del lugar donde está la fosa.
La revelación despertó las esperanzas de familiares de las víctimas, que llevan una década siguiéndoles el rastro.
Jaime Peña, padre de un muchacho de 16 años desaparecido desde entonces, dijo que en la confesión de 'El panadero' no hay nada nuevo y que lo único que reclaman es que les digan la verdad y les den las coordenadas.
Y David Ravello, de la Corporación Regional para la defensa de los Derechos Humanos (Credhos), dijo que el testimonio ratificó que se trató de un crimen de lesa humanidad y que las víctimas no tenían nexos con grupos armados.
Ayuda militar
El relato coincide con el del ex jefe 'para' Rodrigo Pérez Alzate, alias 'Julián Bolívar', quien a principios de este año dijo en versión libre que "por error 'Camilo Morantes' ordenó matar a estas 32 personas".
Según Pérez, un informante había proporcionado a 'Morantes' el listado de 32 presuntos guerrilleros, pero luego de matarlos y desaparecerlos, se dieron cuenta del error.
Por estos hechos, la Unidad de DD. HH. de la Fiscalía investigó al cabo segundo del Ejército Rodrigo Pérez, del Batallón Antiaéreo Nueva Granada, y se le dictó orden de captura a Bolman Said Sepúlveda, 'Wolman'. El 12 de diciembre del 2005 fue vinculado al proceso 'El panadero'.
Organismos de DD.HH. han criticado el proceso porque ningún militar ha sido sancionado, a pesar de que se sabe que después de la matanza los 'paras' salieron por un retén militar que controlaba el ingreso a la ciudad. De hecho, Mejía aseguró que en su accionar en Barranca contó con ayuda de varios militares, pero no dio nombres.
'Camuflaba pistola entre el pan'
Mario Jaimes Mejía, 'El panadero' fue integrante del frente 24 de las Farc. Creció en el barrio Miraflores de Barrancabermeja. Abandonó los estudios de primaria, se hizo repartidor de pan y a mediados de los 90 ingresó a las milicias de las Farc, antes de unirse a las Auc.
"Cambió la pistola, que camuflaba entre el pan, por un fusil. Era un niño bueno y amigo de todos, pero cuando se metió a la guerrilla se alejó", recordó un compañero de infancia.
Luego de pagar tres años por rebelión en la cárcel de Barranca, sus primeros meses de libertad estuvieron marcados por la violencia. Las Farc antes de reincorporarlo lo vigilaron, ya que temían que en prisión se hubiera convertido en 'para'.
Durante ese periodo se sospecha que 'El panadero' hizo extorsiones por su cuenta, lo que habría provocado la ira de la subversión, que bajo amenazas de muerte lo expulsó del grupo y lo obligó a irse del barrio.
'El panadero' sufrió varios atentados. El primero, el 14 de septiembre de 1997 cuando los subversivos le dispararon y le lanzaron una granada desde un taxi. Jaimes salió levemente herido. Quince días después le hicieron otro atentado en una fuente de soda. Dos rebeldes pasaron corriendo y le lanzaron desde un taxi dos granadas que lo afectaron en sus piernas.
Por este ataque a Jaimes le reconstruyeron una de sus piernas con platinas y clavos, lo que sobresalía en sus botas pantaneras y por su cojera, los vecinos del Miraflores lo reconocieron el día de la masacre.
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